La población de cerceta pardilla (Marmaronetta angustirostris), el pato más amenazado de Europa, ha alcanzado esta temporada 115 parejas, de las cuales 96 fueron detectadas con pollos, y un total de 740 pollos, distribuidas principalmente en humedales naturales de la Comunidad Valenciana (51,3%), Andalucía (38,2%) y de las Islas Baleares y Castilla-La Mancha, con 9 y 3 hembras reproductoras respectivamente, según los datos del grupo de trabajo de la cerceta pardilla, coordinado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Este grupo de cooperación entre administraciones ambientales y expertos se reúne de manera anual, en esta ocasión el pasado 1 de diciembre en Clot de Galvany (Elche, Alicante) gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Elche y la Generalitat Valenciana. En esta reunión se pusieron en común los datos poblacionales de la especie y los avances en las acciones de conservación que se han llevado a cabo, así como acuerdos para desarrollar nuevas medidas.
Aunque el número de parejas es superior a 2021, cuando se registraron 105 parejas reproductoras, el número de parejas acompañadas de pollos y de crías ha sido ligeramente inferior a los 99 y 759 respectivamente censados el año pasado. Esto responde a la escasez de agua de algunos humedales, como el caso de los andaluces, lo que afecta de forma negativa a la especie al depender directamente de este recurso natural para su reproducción. No obstante, en la Comunidad Valenciana se han alcanzado en 2022 las mejores cifras de reproducción desde hace casi 20 años.
Estos resultados poblacionales de la cerceta pardilla dan continuidad a la tendencia positiva de la pasada temporada, cuando se registraron cifras que no se habían detectado en la última década. Estas cifras resultan esperanzadoras teniendo en cuenta que se trata de una de las siete especies declaradas en situación crítica en España y es el pato más amenazado de Europa.
Las acciones en marcha parten del compromiso de las autoridades ambientales autonómicas y de la Administración General del Estado, así como de entidades no gubernamentales, que han movilizado importantes recursos y esfuerzos durante los últimos años. En este ámbito, está resultando muy importante la contribución del programa LIFE de la Unión Europea, que ha propiciado el proyecto LIFE Cerceta Pardilla, que coordina la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico hasta 2025, con el objetivo de mejorar el estado de conservación de 3.000 hectáreas de humedales para revertir el riesgo de extinción de la cerceta pardilla.
MEDIDAS PARA SU CONSERVACIÓN
Una de las principales líneas de actuación es la restauración de los humedales prioritarios. En 2022 se han llevado a cabo las primeras actuaciones para mejorar las condiciones ecológicas de El Espigar, una finca de 55 hectáreas ubicada en el Parque Natural El Hondo (Alicante) y adquirida en el marco del proyecto LIFE Cerceta Pardilla. Las acciones han consistido en la gestión de la vegetación, la adecuación de compuertas y el dragado de canales, que garantizan una adecuada inundación a lo largo de todo el año. En Andalucía se está avanzando igualmente en la mejora de la gestión de los humedales ocupados por la especie, con una importante vocación de restauración de la dinámica hidrológica en el bajo Guadalquivir.
La cría en cautividad en centros de referencia, que son los gestionados por la Generalitat Valenciana, y la Reserva Natural Concertada Cañada de los Pájaros (Sevilla), a los que este año se ha añadido como apoyo el Zoobotánico de Jerez de la Frontera (Cádiz), es otra de las acciones fundamentales. Los centros andaluces y valencianos han liberado en 2022 un total de 839 cercetas pardillas en humedales de Andalucía, la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y la Comunidad de Madrid, que sirven para reforzar las poblaciones silvestres, y otros ejemplares han sido trasladados para su liberación en el marco de otro proyecto de recuperación que se desarrolla en Sicilia (Italia). Está previsto ampliar este esfuerzo a partir de 2023 en otras comunidades autónomas con el objetivo de contribuir a recuperar el rango de distribución de la especie.
Otra de las medidas puestas en marcha es la mejora del conocimiento de la especie con el marcaje de ejemplares con GPS, que comunican la ubicación y actividad del ave vía telefonía móvil. En 2022 se han marcado con emisores 63 ejemplares que han permitido obtener más información sobre sus movimientos y avanzar en el establecimiento de metodologías comunes con los países del norte de África, a los que la cerceta pardilla generalmente se desplaza en invierno. La información generada también permite identificar las principales causas de mortalidad y buscar soluciones para reducir estas amenazas.
Asimismo, se ha realizado una evaluación de la variabilidad y estructura genética de las poblaciones cautivas y silvestres de cerceta pardilla, en colaboración con la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) cuyos resultados permiten caracterizar los individuos presentes en distintas áreas geográficas donde se distribuye la especie y centros de cría en cautividad para, en consecuencia, guiar mejor las acciones de conservación.
Además, la colaboración e implicación de otros actores y sectores vinculados a la especie o a su hábitat es esencial. Por ello, se han firmado acuerdos de custodia del territorio con gestores privados de fincas agrícolas, ganaderas y cinegéticas en tareas de gestión activa del hábitat y refuerzo de la vigilancia para asegurar su implicación y su apuesta por la conservación de la especie.